jueves, 26 de noviembre de 2009

Una dosis de personalidad con Piedad Córdoba

Por Lucrecia Lautaro


   En Colombia las imágenes son extrañas. Patria igual a galería, a grosería. Acá, en la tierra de Fernando Vallejo y el Culebro Casanova, "si no te roban te matan", como dice un punk de la calle, o peor aún: te amordazan. Y lo que más ayuda a que nuestro pueblo se acorrale en un ruedo de malsanas posiciones es la falta de información, la ausencia de respeto por la vida y el descaro tropical que nos deja la malicia indígena. Acá van dos ejemplos de esa combinación explosiva.

    Cuando empezó el debate por la penalización de la dosis personal, muchos fuimos a la Plaza de Bolívar a poner nuestra cuota. Nos hicimos escuchar. Ahora el debate está más candente que nunca y la gente se une para evitar lo peor. La página www.dosisdepersonalidad.com, creada por los promotores de la marcha de hace unos meses, es un espacio en el que estas uniones, opiniones y reacciones se están realizando, y con mucha frecuencia y pluralidad, para que después no digan que todo fue un montaje.
    La manera de protestar es sencilla y lúdica: se graba un video y se cuelga en la página, se hacen comentarios, se escriben artículos, se cuelgan fotos, en fin. Todo con el objetivo de armar una red poderosa que sea capaz de poner el dedo en la llaga y decir oigan senadores obtusos y malparidos, acá estamos y no somos enfermos ni rateros ni locos y menos terroristas: somos personas que usan drogas y se divierten. Punto.
    Este tipo de apuestas sociales me parecen, en nuestra situación actual en Colombia, una forma de ser sinceros, hablar de frente y crear espacios de tolerancia. No de seguir con dobles morales y llenos de miedo, con la palabra guardada y la ignorancia brotada. Ojalá todos vean la página, se inscriban y hagan su aporte por la dosis de personalidad, a ver si logramos evitar que el policía entre a casa.
  
    Por otro lado quisiera llamar la atención sobre la nueva página de internet de Piedad Córdoba, www.piedadcordoba.net. A mí, como mujer pacífica, me gusta acatarme al destino que siento adentro y que me dice que la guerra de Colombia puede arreglarse con diálogo. Pero también, como observadora lúcida, tengo que darme cuenta de los abusos que de ese diálogo (o de sus intentos) hacen algunos políticos-vedette, como la susodicha Piedad, quien demuestra a leguas en su nuevo sitio web que sus brazos no sólo reciben secuestrados, sino también Chávez caídos de locura o calentura.
   ¿Qué hace esta vieja colocando una imagen en la que aparece cargando en las piernas a Bolívar, como si le estuviera cuidando la borrachera o la resaca dictatorial a un vecino que se cree la reencarnación del libertador?
    Total demostración de malicia indígena. Interés cuánto valés. Porque Piedad Córdoba habla mucho y es una señora muy contundente en su discurso, eso nadie se lo quita. Pero también pisa sobre la mina que está anunciada: ¿cómo sale con esa ilustración en la que claramente se ve su inclinación hacia el militar que más amenaza a Colombia? Y es que el veneloco no es cualquiera: nos declaró la guerra, es un dictador y el creador número uno de cortinas de humo del continente. Si hubiera en el mundo un concurso de realizadores de cortinas de humo, de seguro al chafarote calenturriento de Chávez le tocaría compartir medalla con Bush.

   Como lo dije al principio, en Colombia las imágenes son extrañas. La gente sale a la calle a protestar por las arbitrariedades legales de un estado. Y los senadores, aquellos padrastros de la patria boba que deberían de escuchar con más claridad esas protestas, lo único que hacen es votar a favor de la agricultura corrupta y apoyar al vecino loco. Mejor dicho, nos jodimos. Ni pan ni queso ni mierda.



 

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