martes, 2 de marzo de 2010

Se acabó la puta encrucijada del alma

Por Chano Castaño

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   Uribe ni se inmutó cuando su secretario de comunicaciones, Oscar Mauricio Opusdei, le dijo al oído la mala nueva: se cayó el referendo. Es clásico en él la falta de asombro ante hechos que no le convienen: los falsos positivos, Nicolás Castro, Agro Ingreso Inseguro, chuzaDAS. El discurso expresado después del revoleo mediático fue seco y cerró con una carga de amor imposible de creer. Es claro que Uribe no quiere mucho a Colombia, o lo que es peor, que piense que muchos de sus mecanismos son claras expresiones de amor patrio es una burrada galáctica: todos conocen la sangre en sus manos.
   Ante un cadáver siempre hay zopilotes oportuneros, zamuros sin escrúpulos, cuervos eternos que no cesan la sed que los mantiene. Juan Manuel Santos, chulo alfa del sanedrín uribista que esperaba la caída del referendo (mientras afirmaban defenderlo), salió después de las declaraciones de Uribe a decir en la propaganda de la U que con ellos era la vaina, "el rumbo"  del que habla el ex-presidente, y fueron como 5 propagandazos, dándole la mano a Uribe--¿despidiéndolo?--, hablando de carreteras, de inversión extranjera, de pescas milagrosas.
   El segundo cuervo es el que en su espalda lleva tatuado el destino fatal de todo vástago rancio: Andrés Felipe Arias. El final abominable de este, ese momento en que mostrará su naturaleza real ante Colombia, será cuando saqué los ojos de Uribe (o del uribismo) ante el mundo, afirmando tal vez que fue un cachorro de la seguridad democrática, pero que ahora es una bestia indomable de la derecha tecnócrata que está unida para acabar la Tierra.
   Uribe no dejará en paz al candidato que salga elegido. Si es de izquierda, el control que hará su bancada seguramente se parecerá a las chuzaDAS, pero si es Santos o Uribitwo el que sale, nos pareceremos a Rusia, donde el presidente Medvedev es un títere de Putin. Pero estoy seguro de que Santos no sale. Su rostro diabólico tiene un significado de ultratumba para muchos televidentes-votantes colombianos, gente que cree en Dios y que sabe que ese tal Santos es un Patas, o un putas, pero para el oportunismo, la burocracia, el chanchullo, la ratonería y la traición.
   Las elecciones se disparan, el reloj empieza a correr, la gente oye propuestas, ve perfiles, y los medios deben estar dispuestos a abrir todo espacio democrático necesario para la elección del nuevo presidente. Uribe estará en la sombra de todo, intentando garantizar su futuro político. Hay que alejarlo para que nada se contamine con su estigma. Aunque será inevitable. Son las primeras elecciones presidenciales en 8 años que no tienen por candidato y ganador su figurín.