miércoles, 4 de noviembre de 2009

La Cita Pública




   Por Bicario Texeiro   

   Una era informática. La red que pesca todo. Babilonia del siglo XXI. Ciberespacio. Internet. Cualquier nombre. ¿Importa? 
   Un lugar común dice que sí, porque el nombre es una de las fichas esenciales del juego del lenguaje. Otro lugar común no habla porque cree en una imagen, la de un mundo artificial, sin naturalidad, acechado por desiertos y pantallas. Y un lugar común más, dice que el mundo del futuro va a ser ambiental, pacífico, sin errores ni torpezas que nos acaben. 
   Yo creo que todo eso (ciencia, arte, destrucción, ilusión), es una argamasa que la red transforma una y otra vez. La información inunda las pantallas. Los libros van a cambiar porque ya un libro no sólo está compuesto de palabras que nos den 10.000 imágenes, sino de mixturas creativas que sean capaces de usar el hipertexto como soporte nuevo a la escritura. Las artes plásticas, la arquitectura, el diseño y el cine, ya son pasajeros continuos en los ámbitos tecnológicos. Y ninguna de las artes va a quedarse por fuera, porque lo que se viene afectará tanto el ámbito creativo como a la cultura misma, sin decir cuánto más a la psicología y valores (en el sentido de valores de los lenguajes) del humano, quien individualizará más su creatividad e intercambiará más información. 
   La humanidad desarrolla su presente sobre plataformas extrañas, llenas de elementos líquidos que van y vienen. No sabemos que pasará porque el futuro no es de nadie. Pero tal vez lleguemos a saber cuánto nos queda, quiénes no somos y si hubo o no alguna misión. La tecnología está re-armando a la humanidad, a cada segundo la dota con otra aplicación, herramienta o programación. ¿Entre todo eso perderemos nuestra esencia? Me apego a los versos del artista plástico Hernando Carrizosa, depositados en su poema Convocatoria, del libro Asfaltario. 

Saludo 
Habitantes del ahora
Peregrinos del silencio 
Ilusos caminantes
La pupila ingenua
Irisado nervio
Autómatas de esperanza incierta
Sonrientes
Alterados
Combatientes de sí mismos
Provocadores
Del sexo
Frío y aquilatado
Promotores
De fantasías desequilibrantes
Traficantes de ilusión
Cíclopes solitarios
Guardianes de área restringida
Oficiantes del gesto y la palabra
Malabaristas de andén
¿El siniestro?
El idiota, el gris
El transparente y el alucinado
Todos sean bienvenidos
A esta cita pública. 
  
 La humanidad conectada es encuentro masivo, público. Encuentro continuo que está lleno lleno de rostros fantasmales y cambiantes (fotos, avatares, nicks); de datos cruciales, elementales y cotidianos (blogs, chats, foros); y  ahogado en opiniones volátiles y piratería versátil, ese encuentro cada vez nos enriquece si sabemos cómo acudir a él. Pero ahí radica su desventaja. El talón débil de un titán extraño: para ser usado tiene que ser aprendido. Y no todos aprehenden por diferentes circunstancias. En Europa y Estados Unidos la mayoría de la gente sabe usar un computador; pero en Latinoamérica, África y partes de Oriente, la minoría de la gente sabe hacerlo. Peor aún, saben muy poco de los alcances del internet. La situación es incierta y alérgica, porque el desarrollo podría venir--para algunos--entre laptops, reproductores y teléfonos, y para otros debería llegar con políticas agrarias (corruptas), guerra y (mala) educación.
   Estas posturas en el debate de la tecnología dentro de lo social me parecen inocuas. 
Primero porque hay que ver lo que sí es posible, es decir, generar cambios económicos, culturales y políticos desde las tecnologías que se integran a la sociedad. La campaña de Obama lo demostró, los miles de portales exitosos económicamente lo hacen cada día, y el conocimiento cada vez expande más sus alas, sus debates y posturas entre la web. Esos cambios, por ejemplo, podrían ser oportunidades de negocio para miles de personas que no pueden salir del hogar por diferentes razones, para otros que no hayan hecho una carrera, para los que quisieran sobrevivir sin ayuda de nadie, para todos esos académicos indies que quieren sacar sus propias teorías y mostrarlas al mundo, para todos esos artistas que no tengan una galería, un agente, un público. La lista de beneficiados es larga. Pero lo que importa es que, si la gente interactua de diversos modos en las redes--ideas, dinero, métodos, industrias--habría cambios circunstanciales en la situación actual de la sociedad. Porque como dice la Convocatoria: "El transparente y el alucinado/ todos sean bienvenidos/ a esta cita pública."
   


Lo innegable

    Más allá de la tecnología que pueda ayudarnos a conectar todos nuestros alcances, hay efectos ambientales, políticos y económicos que deben ser tenidos en cuenta. Por ejemplo la chatarra tecnológica. Hay marcas de computadores que hacen máquinas para que duren menos de dos años, como marcas aún más ordinarias que con mano de obra barata producen y producen piezas, sólo para ver que al año ya no sirven y se convierten, triste y fatalmente, en basura maléfica. Esto es un problema serio. El planeta es un ser vivo como nosotros: siente nuestro grito destructivo, la mano que la protege  y la velocidad de nuestro devoro. 
   También, en este ambiente tecnológico está el problema político de la autoridad. Sabemos de sobra que el internet ha sido oportuno para la expresión libre de personas reprimidas--los blogeros de Cuba--, así como de inmensas movilizaciones que han sucedido gracias a las redes y los mensajes. Conocemos de sobra que hay controles jurídicos en la red, que firmamos acuerdos y aceptamos condiciones. También nos hace felices que cada vez haya más información útil para escuchar, ver y leer, y que podamos comunicarnos sin mucho esfuerzo con lejanos amigos y familiares. Pero eso, de alguna manera, no es tan bonito. 
   Los gobiernos controlan la red, los emporios censuran contenidos, los informativos distorsionan la realidad, y cualquier cosa podría ser eliminada, por una mano oscura, de nuestro computador, teléfono o reproductor. No es tanta la libertad que se promulga realmente porque de alguna manera hay alguien que sigue teniendo el control para favorecer intereses. Y nuestra misión será liberar con ingenio a la masa de exploradores sin rumbo, a todos los que creemos que acá hay una oportunidad, un renacimiento, un giro de la esfera que nos contiene. 
   

    

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