miércoles, 1 de diciembre de 2010

Woody Allen cumple 75 años y recibe a Dago García

Por The Journindie y sus colaboradores en el tema de cine Augusto López y Dr Cut





 Dago García, reconocido productor de novelones y pelicufritas nacionales, tuvo la gallardía y el atrevimiento de ir a poner un ramo de flores en la casa de Woody Allen hoy,  día en que el genio de Brooklyn cumple 75 años. Uno de nuestros colaboradores, el Dr Cut, acompañó a Dago en su aventura. Estas fueros sus impresiones y anotaciones.

1:30 AM "Estamos en la mansión de Woody Allen--o lo que Dago afirmó era la mansión de Woody--. Hay un tipo con pinta de psicólogo en la puerta principal. No hay muchos escoltas, nadie parece armado, pero Dago ya se hizo en los pantalones de la ansiedad que lo invade. También toma notas para una pelicufrita que hable sobre un fan descabellado y colombiano que busca su estrella favorita en Chicago".

2:30 AM La casa duerme. La escolta y el tipo de la entrada ya no están. Solo un perro se pasea sin bozal por los jardines de la mansión. Dago asegura que ese perro estuvo en una de sus producciones nacionales. Yo prefiero guardar silencio y no darle un pescosón, pues las chandas que aparecen en sus pelicufritas de seguro emanan de los caños, puentes y chirriaderos bogotanos. Todavía no hay rastro de Woody Allen.

4:30 AM Woody se fue de putas. Lo sé porque acaba de llegar amanecido con ellas. Dago se pone a llorar, trina en el twitter, anuncia que va a saludar a Woody y pega un grito para llamar su atención que alerta los perros. El genio de Brooklyn a entrado a su mansión asustado y con una mano entre las piernas. Dago y yo corremos colina abajo. El perro nos alcanza y nos muerde. 

7:30 AM Estamos en una comisaría de la ciudad. Dago llora con un ramo de rosas en la mano que tiene colgada la cinta con una frase en letra cursiva: "te amamos Woody, nunca cambies". Nos sueltan por intermedio de un abogado de Caracol que llegó en un Mercedez y nos abandonó en una parada de bus. Regresamos a la mansión del genio de Brooklyn. El perro ya no está. Dago abandona su ramo de rosas en la entrada. No hay rastro de otros fans.

10:00 AM Dago insiste en que nos quedemos más tiempo. Yo le renuncio en la cara y le digo que me abro. De repente el genio de Brooklyn se asoma por la ventana. Junto a él se asoma una puta--o una actriz con cara de puta--. Luego se asoma un tipo con cara de psicoanalista. Luego una anciana con una pipa en la boca. Todos hablan y nos señalan. Woody entra y sale de nuevo, esta vez armado, y yo recuerdo a Maradona y sus furias con la prensa. El genio de Brooklyn nos dispara y Dago, corriendo tras de mí, cae al suelo como un soldado paria, como un fan que muere por la causa.


11:00 AM En el aeropuerto me caen los policías con un pedazo de chaqueta de Dago García, sus papeles y una estampilla de Pedro el Escamoso. Niego, como Judas, esa vergonzosa amistad. Luego llega Woody Allen y me dice que se acerca una demanda, que el ramo que dejó Dago enfermó a sus perros, a su psicoanalista y a su amante vieja y su puta con cara de actriz. Yo niego todo y me creen. El corazón me dice que debo regresar por Dago, y la razón me dice que lo abandone. Finalmente, soy un tipo extremadamente racional.


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