miércoles, 7 de abril de 2010

Partido Verde, wacky-tobacky

Equipo Journindie




  Nicolás Castro salió de la Picota y ya reposa en su casa. Después de 116 días de reclusión injusta, su rostro tomará otro tono. Igualmente otros tonos y colores va cogiendo lo particular de esta realidad nacional que está a punto de votar el cambio o de seguir igual. Las elecciones presidenciales que se vienen son el timonel de un futuro algo incierto, algo predescible. Nadie sabe si gana Santos una segunda vuelta, ni que Noemí sea la contricante segura de esa contienda; menos se habla de un futuro Polo en Palacio de Nariño, o de un Germán Vargas metido en la oficina presidencial; pero algo sí pasa con Mockus, una especie de revolución pedagógica y cultural que va más allá de los tableros y los libros, que no se estanca en la seguridad y la inversión ni en lo burocrático y corrupto de la tradición política nacional.
   Los candidatos que más puntaje tienen en las encuestas, evaden el debate, un compromiso obligatorio con el electorado que quiere informarse para decidir mejor. Chuky llama imbécil al que se le atraviece, mostrando que con él es como hablar con Uribe; Noemí habla como una gallina que persiguiera una escoba de paja; y Mockus es el único que parece dispuesto a debatir de cara a la gente, sin nada que esconder, excepto ese lunar en las parlamentarias que salió untado de algo, pero que se alcanzó a pintar de verde para filtrarse. Mala vaina, mejor no tener grietas. No sabemos que tan activos estén los medios armando espacios para el dabate. El primero salió regular, con preguntas de reina de belleza y pasiones exacerbadas, pero por lo meno pasó, no como ahora que un debate parece lejano.
   La alianza del partido Verde con Fajardo suma votos, convence a uno que otro paisa de votar por el lituano y llama a la construcción de un gobierno legal, transparente y, sobretodo, calmado. No como Uribe, que con o sin seguridad democrática le quiere partir la cara a todo el mundo, o como Vargas Lleras, que con una sola mano le quiere poner el ojo colorado al que sea. Los tres tenores pueden mantener administrativamente la seguridad democrática, la confianza inversionista y el resto de cosas que hizo Uribe, pero es su deber detener la cultura paramilitar afianzada en lo rural, acabar con las manzanas podridas que aún quedan del legislativo, y poner a marchar a Colombia en la aldea global, pero de una manera sincera, sin trampas, sin explotaciones brutales, sin desventajas para los más pobres y necesitados.
   Las Farc es un tema central de ese debate. Es cierto que hay gente independiente en Colombia, que no le juega a las maquinarias, y lo que une a esa gente con el uribismo es el miedo. El terrorismo en Colombia no es una simple temática de candidatos, sino que va más allá y sugiere un trasfondo completo que debe ser tratdo con toda la seriedad. Y hacerlo es revaluar la lucha antidrogas, la cultura de la legalidad y los fenómenos sociales que el narcotráfico acarrea. A la guerra en Colombia se le acaban las arcas legalizando el negocio. Un paso doloroso, pero justo. Y para hacerlo de la mejor manera es necesario un profesor, alguien que corrija el avance paulatino para que nada quede mal hecho. 
   El equipo The Journindie opina abiertamente de su posición política porque no somos de esos periodistas que callan lo que piensan por temor a perder un trabajo, sino que hablamos de la realidad despachados, holgazanes y temerarios. Por eso nos colocamos la camiseta del partido Verde, para que la libertad de expresión en Colombia construya diálogo, ideas y redes, y no se cohiba frente a nada.

  

2 comentarios:

  1. que buen artículo, es bueno leer cosas que toquen realmente los temas que competen la complejidad política del país. Sirve aún más para aquellos que no saben por quién votar y artículos basados en ataque de partidos sólo los confunde o rectifica su posición Uribista. Hemos dejado de creer en que algo bueno puede pasar, allí es en donde se debe reforzar con todo el peso posible.

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  2. Siempre he creído que el futuro de un país, de ningún modo se tiene que disfrazar de un color o un partido, y no se tiene que esperanzar y alentar por un personaje político, pero al parecer eso ya hace parte de nuestra cándida naturaleza, de nuestra predecible cultura y de nuestra doble idiosincrasia. En lo personal, me hastía festivamente cuando las masas se esperanzan y se animan tanto por un personaje político, místicamente lo ennoblecen y lo canonizan de manera casi religiosa. Eso lo he visto cada 4 años en Colombia, con reelección y sin reelección. Es cierto que el mejor candidato actual es Mockus hace poco caí en la cuenta de esto, pero él no es el mejor, no es el que necesita Colombia y es sin duda alguna el menos peor. Qué bueno sería legalizar el voto en blanco y que tuviera el valor legitimo de re candidatizar a la presidencia, pero aquí el voto en blanco vale 2 pesos. Sin duda alguna votaré por Mockus pero con un sin sabor que me atiborra de una preocupación alarmante, tengo poco tiempo para poder opinar mas conscientemente, pero en conclusión soy escéptico de todo buen futuro que pueda traer nuestro próximo presidente de la republica. Tato Mora.

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